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A pesar de que todo pinta a acabar terriblemente mal, Tanya avanza, poniéndose a la defensiva a cada momento pues teme que en cualquier segundo el ojiazul vuelva a sus cabales y decida detener todo. Contra a lo que ella desea, Damien se pone a pensar y a hacer evidentes esos pensamientos en voz alta. Menciona a Jayden sin mecionarlo en realidad y una punzada surge en su estómago.
- ¿Qué hay con él? No es a quien busco, jamás lo fue. Nunca me dejaste explicarte. En ningún momento te fui desleal, menos infiel. E incluso a Jayden lo conocí días después de que me dejaras en Starbucks. - y bueno, después de años al fin podía decirle lo que tanto su padre como Mathi le habían aconsejado en su momento, hablar cara a cara y decir la verdad, abrir su corazón ya que era la única manera en la que él vería la honestidad en sus palabras. No había pensado dejar a Jayden para ser sinceros, pero tampoco pensó que aún seguían tan vivos esos sentimientos por el padre de sus hijos. Le deja ir, un poco, bajando las manos por su cuello pero sujetándose de las solapas del cuello de su camisa.
- Lo sé. - responde, con otra punzada nueva. Había sido su propia hermana en informarle el cambio de estado sentimental del chico, pero la rubia jamás había conocido a su novia o visto o nada. Una fuerte inspiración se le escapa a Tanya como consecuencia del movimeinto bien intencionado de la mano masculina hacia su tirante.
- No es mi intención ponerte en una posición incómoda. Pero... Me di cuenta que, la idea de que vivas aquí me hace muy feliz porque... - se le eriza la piel y se estremece al sentir las caricias sobre su hombro y brazo. Las palabras nunca habían sido el fuerte de la muchacha, no así del lado opuesto pues el chico del sandwich con todo y su torpeza siempre supo calmarla con unas palabras. Sin él no hubiera sobrevivido a la primer pérdida de sus hijos, ni todo lo que ocurrió después y sinceramente, ella había sido muy boba e inmadura para manejar la situación, los dos lo fueron.
- ¿Qué hay con él? No es a quien busco, jamás lo fue. Nunca me dejaste explicarte. En ningún momento te fui desleal, menos infiel. E incluso a Jayden lo conocí días después de que me dejaras en Starbucks. - y bueno, después de años al fin podía decirle lo que tanto su padre como Mathi le habían aconsejado en su momento, hablar cara a cara y decir la verdad, abrir su corazón ya que era la única manera en la que él vería la honestidad en sus palabras. No había pensado dejar a Jayden para ser sinceros, pero tampoco pensó que aún seguían tan vivos esos sentimientos por el padre de sus hijos. Le deja ir, un poco, bajando las manos por su cuello pero sujetándose de las solapas del cuello de su camisa.
- Lo sé. - responde, con otra punzada nueva. Había sido su propia hermana en informarle el cambio de estado sentimental del chico, pero la rubia jamás había conocido a su novia o visto o nada. Una fuerte inspiración se le escapa a Tanya como consecuencia del movimeinto bien intencionado de la mano masculina hacia su tirante.
- No es mi intención ponerte en una posición incómoda. Pero... Me di cuenta que, la idea de que vivas aquí me hace muy feliz porque... - se le eriza la piel y se estremece al sentir las caricias sobre su hombro y brazo. Las palabras nunca habían sido el fuerte de la muchacha, no así del lado opuesto pues el chico del sandwich con todo y su torpeza siempre supo calmarla con unas palabras. Sin él no hubiera sobrevivido a la primer pérdida de sus hijos, ni todo lo que ocurrió después y sinceramente, ella había sido muy boba e inmadura para manejar la situación, los dos lo fueron.
Tanya Vasíliev
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Damien recordaba burdamente aquella escena de la que ella le estaba hablando porque en ese momento estaba dolido, como justo ahora, pero tener sexo con ella era de las pocas cosas que no podía olvidar realmente. Su mirada lo decía todo, su mirada recorría aquellas curvas con demasiada confianza y sin mucha culpabilidad sobre su otra relación, es decir... si que quería a la otra chica, pero Tanya había demostrado ser su debilidad. - Debes estar delirando. - comentó de pronto, con una suave pero masculina voz mientras acercaba el rostro hacía su hombro. La mandíbula se le tensó por unos segundos con cierto nerviosismo remanente, pero luego comenzó a besarla, desde donde antes estaba su tirante e iba subiendo. Cada que se acercaba un centímetro a su cuello, sentía como el aroma que desprendía comenzaba a enervarlo. ¿Por qué? Porque ya no sería capaz de dar un paso atrás cuando la hiciera suya. Y Damien no sabía en que se estaba metiendo cuando su boca finalmente alcanzó el cuello de la rubia, donde abrió la boca para chuparlo y probar su delicioso sabor. - Porque yo no te deje. - Admitió aún en el suave tono.
Damien Vasíliev
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Y justo cuando Tanya cree que todo ha acabado, que ya se ha terminado el momento de revivir el pasado entre ellos, Damien decide besar su hombro. Besar toda su piel expuesta en realidad y negar las palabras que ella acaba de decir. La rubia cierra los ojos para dejarse llevar por sus besos y las sensaciones que le está provocando, hasta que llega a su cuello. Ahí se le escapa un jadeo y se aferra a su espalda, para luego colar sus manos hasta los botones de su camisa, los cuales comienza a abrir con rapidez, como si no pudiera pasar un minuto más alejada de su tacto. - Te fuiste. No quisiste besarme y te fuiste sin mirar atrás. - aclara a lo que se refiere antes de acariciar su torso recién expuesto. Y tiene ganas de besarle todo el cuerpo, pero al parecer tendrían que apresurarse por lo que llegar al final sería indispensable.
Tanya Vasíliev
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El chico ojiazul se da cuenta de como reacciona Tanya ante sus besos en el cuello. A pesar de el estar besándole sentía como su calor iba incrementando poco a poco conforme sus labios labios se frotaban contra su cuello y el mismo sentía encenderse a cada segundo que pasaba con ella. Sin embargo sintió extraño el estar besándose en medio del jardín porque pensó que con la calentura del momento a Tanya se le iba a ocurrir hacerlo ahí mismo y eso resultaba un poco vergonzoso para el. Pero verla así de caliente y dispuesta a lo que sea -al menos esa era la impresión que daba-, le quito la atención a la vergüenza para levantarse de la silla con la chica. Si, el chico estaba un poco mas fuerte, pero Tanya estaba más flaca según lo percibía, así que casi con facilidad pudo levantarla y ponerse de pie. La beso tan apasionadamente en los labios como no había hecho hace siglos y luego la postró sobre la mesa de cristal en la que habían desayunado previamente. Abrió las piernas de la chica para admirar su ropa interior color morado y la transparencia regalaba una hermosa vista. Estimaba la facilidad para poder introducir su cara entre sus piernas y así poder inhalar profundamente el aroma de su intimidad, se estaba volviendo loco y no supo en que momento las hormonas lo habían convertido en esa persona tan falta de sexo que lo disfrutaba en cada milímetro de su cuerpo. - Veo que siempre estas preparada... supongo que no eran para mi estos panties. - Lamió su ropa interior por encima antes de ladearla para darle cabida a su lengua.
Damien Vasíliev
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Tanya envuelve sus piernas en Damien en cuanto se pone de pie, aún sigue medio reacia a que el chico no vaya a entrar en razón y saliera huyendo, pero para su felicidad se deja llevar tanto como ella y de pronto yace sobre la mesa de cristal, luego de haberse besado con toda la pasión que siempre habían sentido el uno por el otro pero que dejaron pausada por atender todos sus problemas de una manera poco provechosa. Se nota a leguas que el ex Slytherin ahora es todo un experto en estos terrenos pues sin vacilar abre las piernas femeninas para encontrarse con la ropa interior de seda. Tanya enarca una ceja y suelta un bufido ante sus palabras. - Oh, Damien. - se queja pues se esfuerza en intentar arruinar el momento, pero no le saldrá pues ella no piensa dejarse llevar por el lado oscuro, sino por el del placer que es a donde ambos quieren ir a final de cuentas. Además estaba equivocado pues no se había vestido para nadie especial, sino para ella misma y después de todo iba a estar con él todo el día, por los bebés. Cierra los ojos de nuevo y se estremece al sentir como su lengua pasa por encima de su ropa interior, haciendo que esta roce con su piel. Luego se arquea y gime de manera bastante audible en cuanto Damien hace contacto directo. Lucha contra el impulso de arquearse pues tiene ganas de verlo y levanta la cabeza. La imagen de su rostro hundido en su entrepierna y su cabeza moviéndose al ritmo de su placer la hace sentir un mareo de excitación, el cual combate entrelazando sus dedos por sus cabellos, por suerte lo había dejado del largo preciso para completar esa tarea cuando lo recortó hace rato y Damien hace tan buen trabajo que se siente llegar al orgasmo en un periodo relativamente corto.
Sin embargo ella quiere más, quiere todo de él y para lograrlo necesita más acción, por lo que, con dolor de su alma lo detiene y se pone de pie. - Es mi turno. - anuncia antes de darle un beso cargado de pasión y empujarlo para ponerse de rodillas. Bastante hábilmente abre sus pantalones y le baja los boxers, dejando ver su erección bastante marcada y lista. La rubia la acaricia con su mano entera antes de llevarla a sus labios y devolverle el favor, usando sus nuevas habilidades en la materia.
Sin embargo ella quiere más, quiere todo de él y para lograrlo necesita más acción, por lo que, con dolor de su alma lo detiene y se pone de pie. - Es mi turno. - anuncia antes de darle un beso cargado de pasión y empujarlo para ponerse de rodillas. Bastante hábilmente abre sus pantalones y le baja los boxers, dejando ver su erección bastante marcada y lista. La rubia la acaricia con su mano entera antes de llevarla a sus labios y devolverle el favor, usando sus nuevas habilidades en la materia.
Tanya Vasíliev
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Con Helvetica al menos ya conocía sus gustos también, inevitablemente luego de un tiempo te acostumbras a las personas, a su manera de ser, de lo que gusta o no. Tanya por otro lado, era una mujer distinta. Hace mucho tiempo que no habían intimado y desconocía sus hábitos sexuales. No estaba muy seguro sobre que es lo que la excitaría, así que primeramente recurrió a los viejos conocimientos, de cuando eran novios y unos bastante calientes. Por un momento se olvidó que hasta hace poco repudiaba su presencia, porque parecía un poseído por la calentura que la rubia le había infundido desde que empezó a rozarle el pelo. Puede que haya sido una mala idea, pero muy en el fondo el estaba disfrutando sinceramente de la experiencia. Y no era para menos, pues que una mujer te dejara comerle la vagina era algo maravilloso y el lo hacía con sumo gusto y necesidad de saborear más de ella, más de sus líquidos, más de su piel, más de ambos, pero pronto se dio cuenta, durante cierta penetración con la lengua, que Tanya estaba llegando al orgasmo; ese tipo de cosas ahora las intuía con mas facilidad que cuando adolescente. Contuvo la respiración durante el acto, por lo que su respiración se veía entrecortada y gotas de sudor recorrían su sien, algunas lentamente y otras más rápido se desvanecían en su piel caliente. No había notado que tenía una erección hasta que sintió la incomodidad entre sus pantalones; mientras el se iba a dedicar a seguir lamiendo su sexo, Tanya decidió que tenía ganas de seguir con el desayuno, por lo que se ocupó de la incomodidad de Damien al liberar a la bestia que era su dureza para de inmediato tratarla con respeto y metersela a la boca. El chico no se lo esperaba para nada, pero ella pudo bien haber sido una quicksilver. Pronto estaba su falo recibiendo un delicioso masaje del que no iba a rechazar para nada mientras los gemidos que escapaban aun queriendo mantenerse medio callado denotaban que ella hacía muy buen trabajo... cosa rara, ya que eso en definitiva no lo aprendió con el. - ¿Dónde.... aprendiste esto? - La cuestionó, echando la mirada directa y juzgandola, pero arrugando la expresión cada que deslizaba su húmeda erección fuera de su boca.
Damien Vasíliev
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Es bastante obvio que ambos tienen mucha más experiencia que cuando estaban juntos como novios. También es obvio que dicha experiencia viene de sus vivencias con personas externas y sus nuevas relaciones, pero por el momento parece no interesar eso, o al menos es lo que la rubia piensa, a la par que utiliza toda su habilidad para darle placer oral al ojiazul. Pero en ese preciso momento, él suelta una pregunta que la hace titubear. Para salir del embrollo, de manera temporal, le regala una particularmente placentera succión justo en la punta y utiliza su mano libre (una de ellas se encuentra bastante ocupada masajeando la base de su erección) para acariciar con delicadeza los testículos de Damien, se sienten calientes y pesados, cargados de todo lo que ella le está provocando y pensar en eso la excita hasta el punto de querer que termine de una vez en cualquier parte de su anatomía. Al escucharlo gemir con más fuerza, sonríe y se separa un poco. - ¿No te está gustando, o que? - pregunta la rubia, antes de levantar su mirada y darle una muy sensual lamida a su glande, con los ojos clavados en los suyos. Nunca se había sentido tan sensual, femenina y exitada como en ese preciso momento. Incluso lo sentía entre sus piernas, donde la débil tela de su ropa interior no podía contra la cantidad de lubricante que estaba produciendo por la excitación de hacerle el amor con la boca.
Tanya Vasíliev
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Tanya se estaba saliendo por la tangente, pero Damien lo aceptó, de momento, porque no iba a interrumpir semejante mamada solo por esa clase de tonterías, aunque luego, cuando tuviera oportunidad la llenaría de preguntas pues el hambre de duda no se encontraba ni un poco saciada. Sentir la boca caliente de Tanya en su miembro, igual o más de caliente junto con la deliciosa fricción entre ambos, le hacía sentir demasiado excitado y su cuerpo se acaloraba. Sus testículos estaban siendo masajeados de manera que le causaban sensaciones placenteras las cuales recorrían su espina dorsal a modo de corriente eléctrica. Y las sensaciones de esa clase le evocaban mas que solo eso, volvían recuerdos agradables, lo sentía como algo familiar y conocido, algo que no solo le calentaba la erección si no también un lugar que suprimía con ganas. Damien comía con la mirada a la rubia cuando llevo su mano libre a la quijada de la chica y hacer que se pusiera en pie. - ¿Tu que crees? - tomó una de sus manos para que sintiera lo húmedo y duro que estaba su miembro. Luego la besó, con tanta pasión que parecía desbordar un aura de la misma, fuerte, con ganas de hacerlo explotar. El corazón se le aceleró de nuevo antes de pegar sus cuerpos un poco más, pero el sabía que Tanya deseaba algo más y el también así que la sujetó de la cintura para girarla y ponerla contra la mesa y de espaldas a el. Aún no había llegado al orgasmo y estuvo bien que ella se detuviera antes de lograrlo, porque quería entrar en ella. El chico decidió sacarse la camisa ahora que tenía la parte superior libre, pero antes de hacerlo sacó un condón del bolsillo de su camisa, siempre iba preparado, porque quizá luego vería a helvética, sin embargo en ese momento era mas que obvio que no pensaba en ella. Lo abrió y lo colocó correctamente antes de volver a sujetar a la chica por la cintura y penetrarla. Su dureza palpitaba y comenzó a moverse dentro de ella suavemente. En determinado momento terminó de sacarse el pantalón y los boxers y alzó la pierna para dar un poco más de potencia a las embestidas.
Damien Vasíliev
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Al parecer a Damien se le olvida de momento el interrogatorio que no tenía ni pies ni cabeza, en todo caso ella le podría preguntar cómo y con quién había aprendido a moverse con tanta firmeza y pasión, sabiendo exactamente donde y cuando tocar. Recuerda que cuando eran novios experimentaban cada roce el uno con el otro Cuando el chico la hace levantarse y ve de cerca su mirada de sexo, se relame su sabor y toca el fruto de su trabajo, la siente más dura de lo que recuerda en sus vidas antes de perderse en un beso. Tanya entonces piensa que si lo siguiera besando el resto de su vida sería la chica más feliz del mundo. Y entonces todo tiene sentido y nada lo tiene, porque está haciendo una babosa. Estar con la persona equivocada en el momento equivocado, pero, ¿Damien pensaría lo mismo? Se le olvida de momento eso en cuanto siente el frío de la mesa en sus pechos, se estremece y jadea, expectante porque no puede verlo ni sentirle. Se concentra en escuchar, algo rasgandose, Damien jadeando brevemente antes de tomarla por la cintura y al fin entrar en ella. Tanya desearía poder arañar la mesa, pero se limita con intentarlo, a la par que suelta gemidos de excitacion cada pocos segundos, esa posición resulta impersonal pero sensual a partes iguales, algo que nunca había hecho con él y estaba resultando increíblemente excitante. La nueva experiencia adquirida del ojiazul se hace presente cuando empieza a aumentar la velocidad y Tanya siente enloquecer al punto del orgasmo.
Tanya Vasíliev
Mensajes : 16
Si algo había aprendido Damien era que parar justo en el momento de sentirse llegar al orgasmo provocaba que se excitara más. Pasaba de un punto donde estaba excitado y el, aunque había aumentado su resistencia, no duraba dos horas sin venirse, además era tedioso estar use y use condones, por lo que decidió salir de la rubia en el momento que el calor comenzaba acumularse precisamente en su entrepierna. La fricción resultó en una humedad impresionante por parte de Tanya, lo que le sorprendía. No recordaba a detalle sus encuentros en el día a día, pero cuando la pasión afloraba deseaba hacerle todo lo que no podía antes, en parte a eso se debía que estuviera tan distanciado de ella, por miedo a caer en viejos y malos hábitos, que no le resultaron en nada bueno. El había sido un crío estúpido, aunque jamás tuvo que mirar a los lados para ver a alguien que no fuera Tanya. Damien jaló al a mujer hacía atrás, aprisionandola por escasos segundos contra su cuerpo, rodeándola en un breve abrazo en tanto besaba su cuello. Quería decirle infinidad de cosas, pero las palabras simplemente no querían salir, estaban atrapadas en su garganta y salían a modo de gemidos, jadeos de placer y sudor resultante de hacerle el amor a esa mujer. En un suave movimiento la giró para que quedaran frente afrente y volvió a aprisionarla de nuevo para besarla. Un segundo después la cargó en brazos para subirla a la mesa, de la cual, no estaba seguro cual sería la reacción de la chica al chocar su trasero con esta, por eso de la temperatura y esa parte tan sensible que era; acarició esas curvas con ambas manos, apretando firmemente para disfrutar la belleza de estas antes de dejarla caer sobre el vidrio y volver a entrar en ella. No dejo de besarla, porque ansiaba sus labios más que ninguna otra cosa en el mundo. Se volvía más difícil controlar su respiración y mientras sus manos se posicionaban en el cabello de la chica para acariciarla mientras la besaba, empezó el movimiento de caderas nuevamente.
Damien Vasíliev
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