Habitación Damien
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Las dos semanas más locas de mi existencia escolar habían terminado por fin. É.X.T.A.S.I.S y libertad. Todo habría acabado. En realidad me quedaban dos semanas más de vacaciones, pero sin estrés y sin clases, por lo que pensaba celebrar. La verdad quería pasar tiempo con mi novio, lo había dejado abandonado esas semanas y bueno, era difícil admitir que lo extrañaba más de lo que era "normal", por eso ahí me tienen; decorando su casa con velas y pétalos, dejando un camino desde la entrada hasta su habitación. Se llega la tarde y no hay señales de él, pero no me sorprende pues era fin de semana, probablemente estaba de visita con sus hijos. Jamás me había presentado a los mellizos, solo los conocía por fotos que tiene de ellos por todo el lugar y tampoco era importante, no era como que me encantasen los bebés. La comida que he traído de casa está en el horno, en espera de que llegue para calentarla (la ha preparado un elfo, yo no sé hacer ni pan tostado) y la espera, más el cansancio acumulado me hacen dormirme sobre su cama, donde lo espero con una vestimenta bastante apropiada para lo que planeo hacer con él esa noche.
Helvética N. Lupin
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Damien iba subiendo las escaleras del edificio donde vivía a paso lento. Estaba cansado, por el día y por haber jugado con sus hijos bastante rato antes de volver a su departamento. Estaba pensando muchas cosas y la vez sentía su cabeza tan vacía y su cuerpo relajado, que era difícil concentrarse incluso en subir las escaleras. Iba medio estupidizado hasta que casi para llegar a la puerta de su departamento se tropezó y chocó contra la puerta. No había sido un golpe mayor, pero le dejó una nariz bastante roja y adolorida y se cubrió la boca para no gritar o hacer ruido por los vecinos, que solían evitar esa clase de cosas. Comenzó a masajear su nariz mientras sacaba del bolsillo de sus pantalones -los cuales tomó prestados de la casa de Tanya-, las llaves y abría la puerta. Escuchó el ruido de alguien removerse en su cama y sintió tanto pánico que casi sale corriendo del departamento, pero se tragó el miedo y siguió caminando seguro, hasta subir las pequeñas escaleras que estaban fusionadas con su cama con el corazón latiendo bastante rápido. Era ella ahí estaba y el con su dignidad no.
Damien Vasíliev
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Llevo dormida un buen rato, no tengo sueño ligero en realidad, pero mis sentidos de licántropa me permiten detectar cosas y luego decidir si me despierto o no. Como ruidos en la entrada del departamento que traen consigo el aroma de mi novio. Abro los ojos y parpadeo un par de veces para acostumbrarme a la tenuidad de las velas antes de enfocarme en él. - Hey. - saludo, tallandome el ojo izquierdo y con una sonrisa adormilada. - ¿Estás bien? - mi pregunta se debe a que puedo escuchar como su corazón martillea en su pecho con fuerza. Luego recuerdo que estoy en ropa interior y bueno, quizá se deba a eso (?) pero igual me pongo de pie y me acerco a darle un beso de saludo, demostrándole con eso cuanto lo había extrañado en realidad. - Al fin terminé los exámenes. - anuncia con una sonrisa de satisfacción pues eso significa que puede pasar más tiempo con él. Aunque debe pensar si entrará a trabajar o estudiará una carrera como su mamá le aconseja, pero por ahora no tiene porque pensar en eso, sino concentrarse en su chico.
Helvética N. Lupin
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Damien permanece quieto frente a Helvetica, preguntándose aún si debe salir corriendo del lugar. Luego nota la semidesnudez de la chica y traga saliva. Su corazón repiquetea con la misma fuerza y luego, observando que en verdad estaba dormida, le resulta tan adorable verla así y diciendo que acaba de terminar sus examenes. A el realmente no le preocupaba pasar el tiempo solo, que era lo que hizo antes de conocerla. - No es nada, me golpeé contra la puerta. - Estuvo a punto de mover la cabeza a un lado para evadir el beso de la chica, pero en vez de eso lo correspondió y abrazó a la morena. Era verdad que la extrañó bastante y quizá fue su ausencia la que lo embruteció un poco, pero de todas formas estuvo mal y la culpa comenzaba a pesarle. - Eso es fantástico. - Respondió con no tantos animos, haciendo una mueca porque le dolía la nariz, enrojecida y el beso, con la presión se aguantó un poco el dolor. - Tienes calor eh. - Comentó, mientras se quitaba su chamarra y la dejaba en el piso de madera y luego se rascaba el cabello con nerviosismo. Decidió hundirse en el abrazo, porque no tenía intenciones de recibir ningún interrogatorio, así que luego la guió a la cama, estaba algo cansado y tan solo quería dormir.
Damien Vasíliev
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Damien parece más adormecido que ella, quizá si se había dado un buen golpe con la puerta o la sorpresa de verme aquí y así fue demasiada. O tal vez un poco de todo. A mi se me pasa cualquier sentimiento negativo en cuanto lo beso pues sus labios me transmiten una calma que no podría describir o igualar. Desde mi secuestro no sabía si podría sentirme tranquila o segura pero él, con simpleza me ha ayudado más de lo que sabe. Deja de abrazarme solo para mover ese reencuentro a la cama, donde me acuesto de buena gana a su lado. - Te cortaste el cabello. - comento, usando mis dedos para acariciar un costado de su cabeza. Me gustaba de igual forma como él deseara llevarlo. - No tengo tanto calor. Y tú, ¿tienes hambre? Estaba pensando que te gustaría cenar algo... Después. - dejo el comentario al aire para ver si interpreta mis intenciones y deseos. No he visto necesario preguntarle donde estaba y esas cosas, confiaba en él y por ahora solo quería disfrutar de poder estar a su lado, aunque solo fuera por este fin de semana. Para resultar más clara todavía, me acerco a su rostro, dando pequeños besos que recorren cada espacio de piel disponible, dando varios turnos a sus labios pues me encantan.
Helvética N. Lupin
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Acostado sobre el mullido colchón, comenzó a tallarse el tabique, cosa que ejercía doble acción: aminorar el dolor causado por el golpe y un tratamiento efectivo contra el estrés que estaba sintiendo por toda esta situación de infidelidad que para nada pensó pasar. Ahora todo era diferente; creyó madurar, pero los acontecimientos del día demostraban algo sumamente diferente. Helvética había reparado en el reciente cambio de look del chico, cosa que a el se le olvidó por completo, pero hizo un leve asentimiento con la cabeza. Sus ojos lo miraban de cierto modo tal que el se concentró completamente en esa chica, cosa que le hizo pasar por alto sus verdaderas intenciones en cuanto ella menciono la cena posterior a algo. Lo que el no entendía era ese algo, así que solo le sonrió de vuelta. - Gracias, ¿qué será la cena? - Aún no tenía demasiada hambre, pero Helvetica si que tenía, aunque su hambre era diferente y el estaba un poco indispuesto no se quejó de ser consentido por su novia. El acariciaba su rostro de manera suave y hundía sus manos en su cabello.
Damien Vasíliev
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Al parecer mi novio anda un poco lento, por lo que me toca ayudarle a entender lo que pretendo lograr esta noche y pronto me encuentro encima suyo, con una pierna a cada costado de su cuerpo, atrapando sus labios en un beso profundo. Me salía ser apasionada de manera natural, sobre todo si sentía cariño sincero como me ocurría con aquel ex Slytherin. - Es cena sorpresa. - susurro, apenas separándome de sus labios para luego continuar. Creo que tampoco le ha quedado muy en claro que no tengo ganas de comer en ese momento, por lo que le ayudaría a entender también eso. Y lo hago al separarme de los besos. Me acomodo para quedar sentada sobre él y desabrocho el sujetador desde mi espalda, para dejarlo caer sobre su torso y liberar mis pechos justo frente a él. - ¿Tienes hambre ya? - pregunto, ladeando la cabeza y mirándolo con un leve rubor en mis mejillas pues aunque llevemos unos meses de novios aún me sentía nerviosa con él. Espero que capte ahora sí la idea de qué es lo que quiero hacer para recuperar el tiempo perdido, pues en verdad lo había extrañado bastante este par de semanas que permanecimos alejados.
Helvética N. Lupin
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Damien se sintió realmente estúpido al no darse cuenta de las intenciones de su novia. Y extraño porque de ser cualquier otro día el efecto que ella ejercía sobre el, hubiera sido suficiente para activarle las hormonas. De hecho era una manera de olvidar, de hacer como si todo estuviera bien en su vida y llegó a creerlo hasta ese día. Comenzaba a entrar en pánico cuando Helvética le mostró los pechos y tuvo que levantarse. No quiso ser demasiado grosero, pero es que simplemente le salió. La tiró -o casi- a un lado de la cama para salir corriendo al baño donde necesitó salpicarse continuamente la cara con agua y darse un par de cachetadas para no parecer ni tan cansado ni tan paniqueado. Luego se secó un poco y fue a la cocina para sacar una bebida energética del refrigerador y beberla toda de un solo golpe y así, finalmente subió a la cama por las escaleras, bastante avergonzado. - Lo siento, es que me dolía la nariz. - Mintió, comenzando a quitarse la ropa hasta que quedó en ropa interior. El no iba a confesar la culpa, al menos no de momento y se quedó desarmado ante ella, esperando que lo perdonara. Cumpliría todos sus deseos aún si significaba que tuviera que llevar su cuerpo al limite. El chico se tendió en la cama, más bien se sentó en medio de esta y luego tomó a su novia de la mano para acercarla a el.
Damien Vasíliev
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Parpadeo un par de veces, intentando poner en orden lo que acaba de pasar. Y no es que me haga falta, soy licántropa por lo que noté cada detalle y segundo de cómo pasaron las cosas, pero más bien lo analizaba para entenderlo. Estaba encima de Damien, semi desnuda y de pronto me encontraba tumbada a un lado y sola. Podía escuchar a mi novio en el baño, el agua del lavamanos corriendo, pero no entendía nada. Tomo el ligero suéter que traía conmigo para cubrirme la desnudez pues de pronto me siento más nerviosa. Pero luego me tranquilizo e inspiro profundamente. No tenía razón alguna para entrar en pánico, aún. Confío en Damien y en eso se basaba su relación, básicamente, por lo que miro hacia las escaleras hasta que él aparece de nuevo, disculpándose. Me cosquillea el abdomen cuando lo veo quitarse la ropa frente a mi. Sacudo la cabeza y me pongo frente a él cuando me sujeta, pero ahora cubierta. - No. Yo lo siento. ¿Estás bien? ¿Estás cansado? Yo... No pensé en eso, es solo que te extrañé demasiado y... Bueno, quería estar contigo, pero podemos esperar... - le digo, intentando relajarme pues no había motivo de nervios, sólo se sentía mal y ya. O eso era lo que me estaba diciendo. Y nunca me había mentido.
Helvética N. Lupin
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