Jardín en el Techo

Colocado estaba un camastro sobre el césped del techo mientras los rayos del sol daban directo al torso desnudo, provocando una ligera coloración roja en Zylus. Tenía unos lentes oscuros puestos para evitar los estragos del sol en sus ojos, pues si bien le gustaba nutrirse de el como una planta, tampoco abusaba de sus beneficios. Llevaba apenas un par de horas ahí expuesto, pero al ser un ente con el cuerpo resistente al calor deberían de pasar otro par de horas más antes. Llevaba la barba apenas crecida de un par de días, porque luego de varios años sin afeitarse había decidido quitársela completamente para probar lo que era el aire natural contra su rostro sin oponerse la barba al hecho. Al tener una casa protegida por magia, donde nadie más podía ver lo que sucedía dentro del perímetro que el hechizo estuviera activo, el hombre pudo desnudarse completamente, dejando solo colgado en el cierto collar que nunca se quitaba de encima.

Zylus se percató de la presencia de Kali casi antes de que si quiera ella pensara en subir al jardín, pero no dijo nada, solo permaneció ahí acostado mientras su collar se volvía loco de tanto parpadear. Incluso ahora emitía un leve sonido casi imperceptible, que era como si fuera un cascabel pero a la inversa. Las manos del hombre se movieron apenas un milímetro de su sitio. Quizá estaba aplicando una cosa que si no te mueves no te ve, o algo así, lo veía bastante seguido en peleas maritales de otros hombres cuando veía programas de televisión. No estaba seguro de que esas cosas fueran reales, porque por muy familiarizado que estuviera con el mundo, le costaba creer muchas cosas de la época actual que vivía. A veces se preguntaba como había gente tan superficial, como había gente con la cantidad de pensamientos estúpidos como los que veía en la pantalla, pero luego se decía a si mismo que no era posible ser tan imbécil y tener dinero al mismo tiempo, porque en sus tiempos la realidad es que había que ser de la nobleza para tener todo lo que uno tiene hoy en día. Durante esos pensamientos tan fuera de su rutina, el hombre tenía cabida para atender las afirmaciones de su esposa, porque bueno ella le había tendido la trampa del amor y el le tendió la trampa de la inmortalidad, eran tal para cual, así que la idea de que Kali estuviera enojada por eso no alcanzaba a entenderla, pero ahí estaba ella, observando su enormidad y el sonrió ante su ocurrencia. - ¿En serio? ¿No me vas a sacar a patadas? - Bromeó, pero de modo que sonara un poco serio, luego se sacó los lentes para echarle un vistazo con aquel par de ojos azules. Y cuando observó que se iba a sentar a lado el levantó los brazos para hacerla aterrizar encima suyo.

El enojo de Kali aparentemente amainó a causa de una razón desconocida pues para el así solían culminar las discusiones. Zylus nunca charlaba directamente sobre sus intenciones si no que juzgaba dependiendo las circunstancias y en base a sus conclusiones, actuaba. No era de los que iba por la vida anunciando que pensaba esto o aquello para que la gente lo evitase, no. El se guardaba sus pensamientos y, comúnmente era un tema por el cual también solía haber discusión en esa casa. Cuando Kali decidió echarse sobre el, abrió los brazos para posarlos sobre la espalda de la Gaunt, para acurrucarse con ella. Acarició dicha zona mientras escuchaba las peticiones calmas que provenían de su boca en un tono de voz inusual en sus charlas sobre todo estos últimos meses. Le agradaba escucharla, pero el no tenía mucho para decir de momento. - ¿De qué quieres hablar? - Inquirió, echando una mirada a la lejanía, donde las nubes cubrían el sol. Parecía ser que la lluvia deseaba arruinar el buen clima y eso era verdaderamente una lastima. Zylus bajó sus lentes de sol pues para entablar conversaciones le gustaba observar directamente a la persona. Bien seguro estaba de que palabras ella quería cruzar con el, pero el deseoso de empezar una nueva discusión no estaba, sin embargo abierto estaba a hablar tanto como ella se lo estaba pidiendo y el nunca le negó algo a esa mujer, la adoraba.